Directo al grano
Día 8 En Naha (Okinawa) Visita rápida a la playa, acuario, Bise Motobu: Paseo de los árboles
La entrada en el chabolo de Okinawa fue de: «Oh dios mi me he convertido en una mochilera profunda» pero luego me di cuenta de que la isla de Okinawa es así, sencilla, la casa no importa total se la puede llevar un tsunami… son cuatro paredes de uralita de la buena con un tejado, un tatami y una cocina mínima. Los mosquitos lejos de inteligentes eran grandes como golondrinas, se les mataba fácil y no nos picaron a pesar de moverse en hordas de cientos de miles. Cada noche me sentía muy observada y muy deseada desde la mosquitera de mi chabolo.
El primer día amaneció glorioso y fuimos a ver una playa que estaba a 10 minutos en coche. En las islas alquilamos coche para poder movernos más libremente y dejar un poco la pesadilla de subir carritos al autobús en Kioto o por las escaleras del metro de Tokio.
La playa absolutamente de preciosa.
Son de esas cosas que sabes que tendrías que pasar allí la mañana disfrutando de la playa pero al final te convences que mejor moverte e ir a investigar los alrededores.
En la mayoría de los sitios de playa de Okinawa la atracción turística es pasear… pasear en búfalo, pasear por la playa y pasear por los pueblecitos… por eso están tan delgaditos todos y viven tantos años.
La visita al acuario me la calzaron porque leí que producía coral y era un centro como el de buscando a Dory. Nada más lejos, un acuario impresionante, pero acuario acuario al fin y al cabo, y ver dos tiburones ballenas dando vueltas en un tanque tan pequeño cuando sabes que estos animales recorren distancias astronómicas pues a mi me dan ganas de llorar… pero ahi tenéis la foto
Las niñas disfrutaron, gritaron, se cansaron, corrieron eufóricas y se tiraron al suelo negando moverse, tooooodo entre el piso 2 y el piso 1. A la salida del acuario había uno de los parques de redes más molones que he visto yo en mi vida.
Día 9 Ferry a Zamami a ver ballenas!
Asi me gusta a mi ver la naturaleza!!!!!!!!
Sin lugar a dudas es una de las experiencias más increíbles vividas.
Al parecer la isla de Zamami es un santuario de ballenas jorobadas, que por la sobrepesca aquí de mis amigos japoneses no habían vuelto a ver una aleta de ballena jorobadas desde 1966. Cuando la cosa la dejas estar, parece que se recupera y desde 2005 sino recuerdo mal, vuelven cada año a por allí durante una temporada a enseñar a sus ballenatos a ser ballenas hechas y derechas, antes de emprender su largo viaje hacia el mar de Bering.
Nosotros seguimos a un grupo de 3 individuos, dos adultos y otro más joven que no se podía decir que fuera pequeño. Al rato se les unió un cuarto miembro que debía ser un tío lejano que llevaba mucho tiempo sin ver a la familia y comenzó el espectáculo: saltos, aplausos y aleteos; cerca de hora y media de subidón y 1.000 fotos en RAW.
Bajamos todos del barco flipando, las niñas por la experiencia y nosotros descubrimos después nuestra suerte… hablando con un grupo de españoles nos comentaron que habían ido a ver ballenas a Canadá y a Australia y que nunca habían visto espectáculo semejante.
Zamami así como otras islas del Japón tropical no son muy turísticas, entendiendo por turismo lo que nosotros tenemos en el levante español. Y sinceramente espero que permanezcan así muuuuucho tiempo.
Día 10 Nakijin, Hearts rock, ruinas del castillo y plantación de piña (dia infernal)
Hay días que se tuercen desde el principio, como si fueran Martes.
íbamos preparados para la playa pero daban lluvia… así que si tienes el día pensado para estar tirado y de pronto te cambian los planes… malo…
Al llegar a la playa el mar había arrojado un montón de basura a la arena y nos fue difícil encontrar un sitio decente donde ponernos, mientras lo hacíamos, la preferida se metió el dedo en el ojo lleno de arena: Crisis familiar. Tras sacarle todos los granitos no quería quedarse en la playa ni a tiros.
Cambio de planes, nos fuimos a ver una zona muy amada por los japoneses llamada Hearts rock, que en cuanto vió la preferida que estaba en una playa (llena de arena) se puso a chillar como un nazgul. Mareamos la perdiz para hacer unas fotos…
y pasamos al siguiente nivel del videojuego: comida en Benjamin burger, restaurante escondido no, lo siguiente y visita al castillo de Nakijin (la ida hacia las ruinas fenomenal, la vuelta arrastras nivel drama: «me duelen las rodillas voy a morir«).
Los oídos nos pitaban pero encerrarnos en el chabolo tampoco es una opción, estos días da igual donde estés, no hay donde esconderse, las cosas se te tuercen y ellas pues tambien asi que miramos en internet como pasar el rato porque además comenzó a llover
Descubrimos un parque temático de producción de piñas, era como el Bikini-bottom de la piña feliz, un cochecito eléctrico sin conductor nos llevó por el recorrido de la plantación y jardines colgantes, estuvo entretenido.
El dia se dio la vuelta por completo y de colofón encontramos un restaurante (Ibukuro) nuevecito y un poco escondido al lado de nuestro chabolo especializado en carne, salió barato para la calidad que nos dieron. Nos pusimos las botas.
Día 11 Avión de Naha a Ishigaki
Mis hijas cogen aviones como tú y yo el metro:
– “Hoy en que vamos mami? autobús o avión?”.
La estancia en la isla de Ishigaki para mi fue la más bonita y la más playera, tiene las playas más bonitas y más fotogénicamente tropicales de todo lo visitado y está a tiro de ferry de pequeños islotes aún más impresionantes.
Nos alojamos en apartamento, con suelo de parquet y camas, lo cual no me digas porqué el cerebro agradece aunque todos durmamos como lirones en el suelo.
De los días de viaje como este poco más se puede decir, llegamos tomamos posesión y nos fuimos al supermercado a ver que había para cenar.
Día 12 Banna Park (parque de monos), Kabira bay y área infantil
A veces las visitas y en general la vida con niños en plural sean estos gemelos, mellizos o hermanos normales de diferentes edades, es complicada cuando tienes uno tipo indiana Jones y otro un poco cagueta.
La primera visita del día fue a Bana Park, es como un jardín inmenso salpicado con casitas tradicionales donde puedes tomarte un té con bollos o disfrutar de música y baile tradicionales. Junto a una zona de manglares y un lago hay una pequeña zona con monos diminutos a los que puedes dejar subirte encima si les das comida y bajo la atenta mirada de dos guardas del parque. Como en casi todas las situaciones a la preferida le iba todo a lo Frank de la Jungla mientras que a la predilecta la tenía amarrada al lomo cual mono-araña gritando por su vida.
Después del parque paseamos por Kabira Bay de donde salen barquitos para visitar la zona de mini islotes de rabioso verde en contraste con el turquesa del agua. Hacía un poco de viento pero pudimos estar un rato tranquilos jugando en la playa sin ninguna crisis; bañarnos no pudimos porque había alerta de medusa con una pinta muy chunga y letal.
Tras la comida hicimos un pacto de sangre los 4 y nos comprometimos a ir a un parque infantil a la japonesa. Da igual… 900 me quiero ir a casa después llegamos… y claro… ese nivel infantil no lo habíamos visto nunca… no nos queríamos ir luego ni a tiros.
El parque acojonante desde mi punto de vista. Con zonas diferenciadas por edades perfectamente identificadas, baños impolutos y máquina de vending de bebidas, frías y calientes. Yo me arrodillé como en su día debió de hacer Colón y besé la hierba.
Pasamos la tarde nos subimos en todo, donde nos daba miedo y donde no, lo que tenía telarañas y lo que no, en lo que nos podíamos montar con papá y mamá y en lo que no.
Broche de oro para un gran dia lleno de experiencias. Ir fue todo un acierto, volverse sabiendo que pedían volver mañana… durillo.
Día 13 Taketomi playas (la vida relajada), mercado Ishigaki, churros en cacao market
Cogimos el ferry a Taketomi, y son de esos días totalmente vacacionales de pasar el día, pasear por la playa, pasear por el pueblecito, ver que la gente se mueve en bicicleta y cagarte en todo por llevar los carritos.
No sé porque no los dejamos en algún sitio a la puerta de algún café y alquilamos una bici con silla como hacia todo el mundo. Supongo que me considero todavía un poco torpe y me da miedo irme al suelo con la predilecta a mis espaldas…
En fin, playas de ensueño pero con viento, paseos, comida típica de la zona: gambas y camarones, heladito y de vuelta al puerto de Ishigaki. Buscando un café dimos con el mercado del puerto y dimos con nuestros huesos en el paraíso del diabético: Cacao market. Entra y llora.
Día 14 avión de Ishigaki a Naha para llegar a Osaka. Maid café
Dia de oh dios mío de mi vida.
Llegamos después de comer a Osaka después de dos vuelos porque el directo nos hacía perder todo el dia en aeropuerto. El apartamento no fue de los mejores, tenía lavadora pero ni secadora ni tendedero, tenía una especie de cuarto con una barra donde obviamente no se secaba la ropa por falta de ventilación… pequeña crisis tendiendo bragas y calcetines allí donde podía.
Dimos un par de vueltas por los mercados y zonas de compras de los alrededores, si quieres comprar comida de falsete, este es el sitio perfecto y no lo dejes para luego, te gusta, lo compras que luego vuelves y han cerrado, como me pasó a mi.
Mi marido había reservado ya desde Madrid en un maid café cerca del apartamento, como para rellenar el dia. A mi me pareció una frikada fenomenal y… tremendo error, nada parecido a lo que me esperaba, gente rarita en un sitio rarito, poco cuidado y mal iluminado, no se podía hacer fotos, tardaron 1 hora en servirnos la comida trajeron primero las copas de helado en vez de la comida, y por ende ese dia de nuevo me dieron el premio mejor madre 2018, después de que mis hijas cenaran exclusivamente un copón de helado hecho osito panda…
Conclusiones de la semana
Tuvimos de todo, todos adaptados, sin jetlag y sorbiendo fideos como profesionales. Adaptándonos a los desplazamientos por Japón, a conducir por donde no es y a resolver todas las situaciones que se nos iban presentando. Para mi la mejor semana, porque en la primera te estás adaptando y en la tercera ya sabes que es la ultima y te entran las prisas.
¿Que nos habrá pasado en la tercera semana? Atentos a la última entrega!
¡Feliz Gin & Tonic!
¡Mucho más en mi Instagram!
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