¿Sabías que un socorrista no puede regañar a un menor? ¿Sabías que sufren acoso sexual? ¿Sabias que les aparcan al lado niños y ancianos? ¿Sabes la cantidad de gente que confunde a un socorrista con su monitor particular de campamento de verano piscinero?
Hablar con el socorrista es revelador.
Yo tengo bastante fobia social y nunca he sabido muy bien cómo acercarme a las personas sin quedar como un acosadora perturbada, pero de vez en cuando le echo ovarios y me acerco con la excusa de: “Buenos días, tengo un blog, ¿Cómo es la vida de un socorrista?”. Y jolin! la pregunta dio para horas de confesiones repartidas en varios días que en algunos casos me dejaron con la boca abierta… Os dejo un compendio de lo very best en anécdotas pisciniles, que a dios gracias no le pasó todo al mismo socorrista y en las que espero de corazón haya algo de leyenda urbana.
Directo al grano
Me ha dicho mi mamá/papá que me baje y me quede aquí contigo
Eran entre las 15:30 y las 16:00, y el socorrista me guiña un ojo y me dice con cierta consternación: “Comienza la hora de: mi mamá/papá me ha dicho que me baje contigo” y es concretamente una hora sospechosamente coincidente con la hora de la siesta.
También se puede traducir por: “niño deja de joder y búscate la vida” pero como el fondo te da miedo que se coja un transiberiano y se vaya a recorrer el mundo pues le sugieres que vaya a alegrarle la tarde al socorrista que está muy solito. Olé tus gónadas morenos.
Los críos son así te lo cuentan tal cual, mi progenitor se está echando la siesta y me ha dicho que deje de dar por culo y me baje, yo y mi pistola de agua, a dar por saco a otro sitio. Vivan las vacaciones al sol.
Y ahí está nuestro héroe, nuestro socorrista, mitad millennial mitad más quemao que la moto un hippie hablando de videojuegos y de la futilidad de la vida con un crío de 7 años a las cuatro de la tarde, hasta que el progenitor entra en escena dos horas después con los ojos como dos donut de fresa.
Un momentito que ahora vuelvo
Una de las cosas más tristes que le habían ocurrido aquí a mi amigo el socorrista fue la mañana que le aparcaron a una abuela toda la mañana. Tal cual, «un momentito que ahora vuelvo» le dijeron. El socorrista después de un tiempo prudencial, la metió en la sombra y le fue dando agua… porque no le habían dejado ni agua… sobre la hora de comer la recogieron, ¿Qué tal te lo has pasado? le preguntaron a la anciana, que como un mueble, apenas interactuaba.
De nuevo una ovación por ese pedazo de ser humano que transfiere sus responsabilidades gratuitamente a alguien que no puede escapar.
La diosa Cibeles
Hablemos de incomodidad sexual por no llamarlo acoso. A lo largo de mi vida he conocido a michos socorristas y TODOS tienen una historia de estas de diferente calado. A ojos de un jovenzuelo millennial de 20 años solo son aburridas amas de casa de posición económica desahogada que por dar algo de vidilla a su vidilla le relatan su pasado ibicenco al pobre socorrista mientras este encaja una sonrisa forzada. Tal cual.
También tenemos la variante de invitar directamente al socorrista a subir a su casa a echar la siesta durante el descanso que muchos socorristas tiene a la hora de comer…
Colmillo blanco (retorcido)
Yo no puedo hablar porque no soy propietaria de vivienda pero de esos cafés que me tomo con los que sí lo son salen a veces conversaciones sobre la inquina vecinal. Hay muchos vecinos que odian la piscina de la comunidad, los gritos, las salpicaduras, a los niños y a la gente en general. Son lo que yo llamo ermitaños de comunidad, personas que debiendo vivir en lo profundo del monte, solos en aislamiento, no sabes porqué mierdas de razón deciden compartir su existencia con más seres humanos en comunidad.
Mi querido socorrista me contó que también hay que lidiar con los vecinos vengativos que echan bicarbonato al agua modificando el Ph del agua. No se que más echaría ese simpático vecino al agua pero como consecuencia hubo que cerrar la piscina y cambiar toda el agua con el consiguiente incremento en la factura de comunidad de ese mes…
Uy que se me ahoga el niño
De verdad que soy muy fan de aquellos padres que se bajan el kindle a piscina y se tumban al sol delegando en el socorrista.
Tú estás tranquilo este año has montado una piscina que está a 1,70 de altura, la escalera securizada y con candado… todo perfecto, periódico y cervecita… pero tu hijo de dos años es spiderman.
Yo veo 7.500 posibilidades de muerte mortal entre la piscina infantil y la de gente adulta. He visto padres hablando en corrillo mientras su hijo de 2 años con pañal de nadar campa a sus anchas en la cuarta de agua que tiene la piscina infantil. Una cuarta de agua que es suficiente.
En la piscina de mi comunidad también existe la leyenda urbana de la vez que sacaron un bebe azul y decidieron poner un socorrista, porque al parecer con la vigilancia paternal que se acordó en aquella reunión de comunidad pre-veraniega no fue suficiente. Los accidentes ocurren. Y como explica muy bien Lucía mi pediatra solo hacen falta 20 segundos para que ocurra el desastre, el tiempo que se tarda en ir a atender una llamada de teléfono de una habitación otra.
Por supuesto que es trabajo del socorrista vigilar la piscina y a los que en ella están, pero es tu responsabilidad como padre velar por la seguridad de tu hijo sin delegar tranquilamente en el socorrista.
Si no te apetece bajar a la piscina o a la playa, no bajes, y si bajas, estáte a lo que estás.
La cifra de ahogamientos infantiles se ha incrementado en españa entre el 2016 (19) y el 2017 (32), así que algo estamos haciendo mal… ¿Puto móvil?
Hablad con vuestro socorrista.
Feliz gin tonic!
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