Directo al grano
Día 15 Nara y Osaka, paseo ideal por el parque de Nara y su botánico
De esos días perfectos que no fáciles, a la predilecta le daban un poco de respeto los ciervos mientras que la preferida quería llevarse uno a Madrid. Tengo estudiado que el tiempo que tarda la predilecta en perder el miedo a cualquier elemento no rutinario son unas 3 horas… luego daba galletas a los ciervos de dos en dos.
Nara es famoso por sus dóciles (aunque salvajes) ciervos en libertad. Es una auténtica belleza verlos en comunión: humanos – paisaje – galletas. Yo particularmente me llevé un bocado puesto de tres pares de cojines japoneses, debía de ser que no daba la galleta al señor ciervo con la celeridad esperada y me mordisqueó la chaqueta piel incluida.
Había mucha gente, planeando las fotos de las próximas semanas, eligiendo emplazamiento para comer o simplemente paseando y jugando. Además del impresionante templo Zoshicho, de la zona para mi lo mas bonito como siempre es el paisaje, las explanadas y los jardines. Después de comer en uno de los restaurantes que más me gustaron del viaje Izasa paseamos infinitamente por el bosque hasta llegar al botánico. Una pena que la wisteria todavía no estuviese en flor. Todo el recinto está preparado para cuando esta planta comenzase a darlo todo en primavera. A pesar de ello, un precioso paseo con laguito y koi fish.
Como el apartamento en Osaka era un poco mierder y no apetecía pasarse por el supermercado entraron ganas ganas de restaurante… y nos fuimos a cenar a uno especializado en carne Gyu Nabe.
La carne de Matsusaka no se exporta, es la mejor y se la quedan los japoneses. No como nosotros que somos unos catetos y las mejores naranjas las enviamos a europa.
La bandeja de carne no tiene parangón, no se parece a nada que hayas probado y es una verdadera pena morirse sin probar al menos semejante delicatessen una vez en la vida.
La carne (que te puedes comer cruda si quieres) te la fríes en una plancha en la mesa. Pusimos tres trocitos que admirábamos como si fueran oro puro. Mientras chisporroteaba la carne la preferida dijo: “y para vosotros qué?”. Un gran momento para el recuerdo.
Día 16 A Ise! comida en italiano visita de templos Ge Ku y paseo por Nai Ku
El traslado a la zona de costa de Ise fue bastante asequible, a la hora de comer llegábamos y tomábamos posesión de la habitacion en un ryokan muy recomendable: Hinode Ryokan, tenía los futones mas cómodos y esponjosos del viaje. A la hora de comer mi marido me dió dos alternativas, japonés o italiano… italiano? Italiano! Osteria Labbra.
Entre el morenito que nos trajimos de Okinawa y que siempre nos confunden con italianos cuando estamos fuera por el mundo, el personal del restaurante parecían estar pasando una oposición. Debimos entrar por la puerta y se dijeron: «Tíos el momento ha llegado, para esto nos hemos estado preparando todo este tiempo, tenemos aquí unos italianos de la Roma profunda y tenemos el deber de prepararles la carbonara de su vida…» Y así lo hicieron, unos gnocci gorgonzola, spaguetti carbonara y unos crujientes de parmesano de antipasto, todo acompañado de un surtido de pan pan (teniendo en cuenta que llevábamos sin ver el pan 3 semanas) y un platito con aceite de olivo milenario. Recomiendo el restaurante sin duda, aunque llevad la mosquitera puesta.
Después del homenaje fuimos a pasear a la zona de templos aledaña a nuestro ryokan: Ge Ku, una zona boscosa salpicada de casas-templos con bastante animada, gente rezando, dando gracias y tocando árboles. Me gusta esa conexión espiritual que tienen los japoneses con la naturaleza tipo avatar (dejando a parte el tema de la caza de ballenas).
Las niñas se portaron bien así que nos animamos a coger un autobús e ir a la segunda zona de templos que aunque estaba planeada para el día siguiente nos cuadraba mejor hacerla hoy.
El paseo por Nai Ku también muy bonito y forestal.
Día 17 Ise Oarai-machi, cambiamos el pan: no vamos a ver las rocas Meoto Iwa (1 hora de bus), comida en restaurante especialidad camarones, siesta (con compras) y café blue mountain cerca de ryokan
Las tres semanas de vacaciones no son de vacaciones me tiro a la playa a descansar y ver como me aburro, aquí son de aventura… y al cansancio físico le tienes que sumar los “no quiero” y “tengo hambre (o cualquier necesidad fisiológica)” a coro, en estéreo y dolby soundround, así que aquella mañana que se levantaron como godzilla recién salido del mar, mi marido me dijo que ni de coña se metia 1 hora de bus para ir y otra para volver para ir a ver a las buceadoras Ama sumergirse… aunque las niñas se calmaron y yo intenté convencerle, no hubo forma así que nos acercamos una zona tradicional de casitas bajas y 4.000 tiendas (incluidas de sake, dónde te dan a probar de distintos tipos) llamada Oarai-machi, compramos algunas tonterías y buscamos un parque hasta la hora de comer.
Comida en restaurante especialidad camarones 宝彩 伊勢, tenían ostras pero después de la gran gastroenteritis de Miyajima de 2010, mi marido solo se acerca a las ostras del acuario.
Siesta en autobús y compras alocadas en tienda de chuminadas, a bulto!! antes de que se despertaran y se nos acabara la oportunidad.
Cena al lado del ryokan especialidad udón: los fideos del grosor de cuerdas de escalar estaban superiores.
Día 18 vuelta a tokio, paseo rápido por los alrededores del palacio imperial
Se acaba el viaje y entro en resonancia profunda, me pasa siempre:
- visualizar el vuelo de vuelta, pereza,
- me veo sentada en la oficina, vértigo,
- siento el frío y la lluvia que dicen que hace en madrid… pierdo el conocimiento.
Llegamos a la hora de comer, traslado en tren y por ser la última noche, reservamos en un hostal, los cuatro en dos literas en habitación de 10 metros cuadrados. Las camas de abajo podría decirse que eran unos nichos suficientemente amplios.
Dejamos todo tirado, me dí una ducha para aliviar las contracturas y nos fuimos a ver los alrededores del palacio imperial.
Un paseo precioso con los cerezos a tope. Fue mi primer Sakura Fubuki (lluvia de pétalos de flor de cerezo), es realmente tan bonito como en el manga más cursi que te puedas imaginar.
Cena en café “europeo”, me apreté un confit de pato que estaba bastante excelente.
Día 19 último día en Tokio, a tope los cerezos en Ueno Park y toma de avión… 20 horas
Tuvimos que elegir entre subir a la torre SkyTree o pasear por Ueno Park, ganó lo segundo, a mi la verdad es que lo de subir al punto más alto nunca me ha llamado la atención.
El parque es glorioso, tuvimos la suerte o la desgracia, según como se mire que ese día era festivo, coincidiendo con la floración de los cerezos en Tokio dan dos días de celebración, sinceramente no sé si estos días son fijos o depende de la luna, como nuestra semana santa, el caso es que estaban todos los japoneses de japón tirados en lonas por el suelo disfrutando de un día cerecil, con amigos, con compañeros de trabajo, con la familia o con pareja, todos estaban allí, haciéndose selfies como posesos. Fotos risas, sake y cerveza. Digno de ver. De vez en cuando Sakura Fubuki y todos decíamos ohhhhhhhhhhhhhhhhh y haciamos mas fotos.
El día había comenzado fenomenal y todo marchaba sobre el horario previsto hasta que perdimos cerca de 45 minutos buscando el ascensor en uno de los transbordos de vuelta al hostal… A tomar por rasca el momento gástate los yenes que te quedan en lo que sea porque ya no te los cambian… Estuvimos esperando media hora el tren exprés al aeropuerto… a tomar por rasca la hora de la comida… tras pasar el control, llegamos y estaba abriendo el embarque. No hay dos sin tres. Tanto en el vuelo a Hong Kong como en el vuelo de HK a Madrid, hubo una hora de retraso ya sentados en el avión adicionales a las horas de vuelo, que convirtieron las anteriores 3 horas de HK a Tokio en 5 de Tokio a HK y las 12 de Madrid a HK en 13 de HK a Madrid, si le sumamos las horas de espera entre vuelos, 20! 20 horas de viaje!
Conclusiones
- He puesto 10 lavadoras.
- Hemos cogido 8 aviones, nos hemos desplazado 7 veces. Los días de desplazamiento son perdidos porque llegas tarde, cansado y tienes que hacer compra ( cena + desayuno).
- Viajeros jóvenes nos han felicitado por el comportamiento de las niñas en el avión. Viajeros «golden» nos han dicho que da gusto ver gente viajando con niños.
- He tenido una docena de contracturas a tratar con baños de agua caliente y relajantes musculares de diferentes gramajes.
- Hemos cogido todas las líneas de metro de Tokio, no nos hemos dejado ninguna. Podría hacer un mapa de todas las salidas y entradas con ascensor.
- Las tarjetas de transporte se marcan a la entrada y la salida, cobrándote en consecuencia, si tienes problemas te lo soluciona el tío de la cabina.
- Con las mochilas al hombro, los carritos, las niñas, las bolsas… estoy preparada para el concurso ese de Guerrero Americano.
- Cocinar en las cocinas japonesas mola todo.
- Consejo Maid café: si notas que la has cagado, si sientes que desde el minuto uno te quieres ir, hazlo, y no mires atrás.
- Se me pasó varias veces por la mente tirar los carritos (sin niñas) a la vía del tren o el metro, empujar carrito es un coñazo. Cuando no ves escaleras mecánicas o ascensores te entra la risa floja. Los dejábamos tirados en cualquier sitio: en la calle cuando los restaurantes estaban en pisos superiores, a la entrada de un manglar, fuera de tiendas y templos… No fue por oportunidades que dimos a los ladrones para llevárselos, pero nada, en Japón nadie te roba.
- Nos lo hemos pasado genial, hemos disfrutado, reído y llorado, creo que es una experiencia positiva para todos… ahora el número de Ibuprofenos ingeridos queda dentro del matrimonio.
¡Se sobrevive y repetiría!
¡Feliz Gin Tonic!
¡Mucho más en mi Instagram!
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