Todo evoluciona, nuestras bisabuelas tenían 11 hijos habiendo dejado atrás 4 abortos, tan normal. La muerte estaba diariamente presente, era natural y cotidiana, un hijo con polio, a dos le daban unas fiebres raras, 5 morían en la guerra, y las bisabuelas hablaban sentadas en las puertas de rafia de sus encaladas casas sobre los hijos supervivientes.
Ahora todo eso se ha perdido en el tiempo, la muerte es un fracaso de la ciencia y abortar naturalmente es considerado internamente en muchas personas como un fracaso personal.
En general las personas (sobretodo yo) pensamos que tenemos que decir algo, lo que sea, algo para romper el silencio incómodo…
Escuchar y estar al lado de la persona que nos está contando algo importante no entra dentro de nuestras opciones, nuestro cerebro nos impulsa a dar la palmadita verbal y decir lo primero que que se nos pasa por la cabeza con ánimo de quitar hierro o consolar, consiguiendo en muchas ocasiones el efecto contrario.
Calla y escucha lo que tiene que decir, pon tu mano en su brazo, pregunta si quiere un café, como se encuentra o si quiere ir a otro sitio. Decir un simple: “cómo vas” abierto a recibir un “no puedo ni hablar”.
Pero en vez de eso… nos sentamos a veces delante de esa persona y soltamos alguna de estas 5 frases lapidarias:
Directo al grano
¿Ha sido un aborto natural?
No es de tu incumbencia, da igual el nivel de confianza que creas tener ¿Cuál es el objetivo de esa pregunta? ¿Hacer un juicio de valor? ¿De verdad necesitas saber si ha sido causa de una patología incompatible con la vida (o no)?
Crees que estás dando pie a un diálogo pero no, no estás ayudando a esa persona abrirse y sacar la rabia y la impotencia que lleva dentro, le estas haciendo un tercer grado, una pregunta incómoda.
Un aborto es un aborto, una pérdida horrible, un evento que conlleva un duelo, un drama, independientemente de su naturaleza.
No te preocupes eres joven tendrás más hijos
Al menos que te lo hayan contado, la gente no suele airear sus problemas de infertilidad así que no sabes las veces que lo ha intentado. Decir una frase como esa a una persona sumida en la infertilidad es como ponerle 200 km por delante a un atleta que está finalizando un maratón.
Tú seguramente lo haces con la mejor de las intenciones, quieres dar una palmadita en la espalda y dejar caer un “todo va a salir bien”, pero provocas la peor de las desesperanzas.
Si ha sido así es que venía mal y mejor ahora que no después
Esta frase nunca la he entendido del todo y la verdad es que la he oído en numerosas ocasiones.
Personalmente me parece una frase estéril e insultante, estéril porque en el drama que está viviendo la razon no importa e insultante hacia todas aquellas familias cuyos hijos han nacido con algún problema (sabiéndolo de antemano o no) que marcará el resto de tus vidas.
¿De cuánto estabas?
Toda mujer que haya estado embarazada sabe que desde muy temprano en la ecografía se ve un bebé, monísimo y pequeñito. Al cerebro le da igual que mida 3 micras y al microscopio electrónico parezca un pez, tú estás viendo claramente tu perfecto bebé y perderlo por el motivo que sea en la semana que sea es una desgracia.
¿Cómo está tu marido?
Esta pregunta no ayuda, nada, cada persona es distinta y vive el duelo y la gestión de su pérdida de una forma diferente, probablemente en nuestra necesidad de dar salida a la rabia nos miremos en el espejo de enfrente esperando ver reacciones en nuestra pareja para nosotros muy lógicas y que a menudo no están ahí, porque todos somos distintos, así que ¿Qué esperas que te contesten? “¿Mejor que yo?” “¿Más tranquilo?” «¿Bien él puede refugiarse en el trabajo?”.
Esta pregunta lejos de aportar algo bueno abre una línea comparativa nada buena para la persona que está asimilando una pérdida.
¿Y ahora qué?
Y ahora qué ¿Qué? Esto no es una feria ni una tómbola ni un videojuego por fases, no es volverlo a intentar en primavera… no necesitas saber los planes de esa persona ni la persona necesita contarlos porque probablemente ni los haya pensado. Lo que la persona necesita expresar es qué siente en este preciso momento: en el AHORA.
Esa pregunta puede provocar una huida hacia adelante poniendo las esperanzas en un futuro a corto plazo que no genere en el momento presente más que estrés y angustia.
Luego ¿Qué podemos hacer para ayudar a gestionar la pérdida?
Pues como bien decía Sheldon Cooper, preparar una bebida caliente, coger los kleenex poner tu manos sobre el antebrazo de la otra persona si te deja y aguantar lo que te eche, callada, escucha activa con ojos como platos y sin desviar la mirada, sin mirar el móvil o echar furtivas miradas al reloj.
Cállate y escucha
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