Carta a la MADRE del asiento 23B del vuelo IB3632 de Niza a Madrid

Querida MADRE del asiento 23B que sufriste el berrinche de mi hija,

 

Me juzgaste sin conocerme, juzgaste a mi hija sin conocerla y opinaste de mi comportamiento sin saber.

Mi hija es una pequeña maravillosa que para todo pide permiso, casi todas sus frases las comienza con “mami puedo?”… es cariñosa, atenta y muy inteligente. Tiene 2 años y 9 meses y desde hace dos meses sufre rabietas, berrinches, pataletas, como prefieras llamarlo, ¿Sabes cuántas ha tenido desde entonces?: 5, y la quinta tuviste la mala fortuna que fuera durante el aterrizaje del vuelo IB3632 de Iberia de Niza a Madrid.

Desde el primer momento que tuvo su primera rabieta empecé a leer y a comentarlo con mi familia y amigos, intenté todo lo que una madre primeriza avergonzada en un supermercado puede hacer (regañarle, sujetarle, gritarle y amenazarle), todos fallidos, para terminar rindiéndome a la evidencia de que realmente sólo puedes acompañar a tu hijo en este proceso, que te sienta a su lado, dejándole espacio, viendo como poco a poco se recupera y vuelve a la normalidad. Y eso hice.

Mi hija tuvo miedo en el avión, se sintió atrapada detrás del cinturón, quería que la cogiera y la sacara de allí, lo cual no era posible por haber empezado la maniobra de descenso, y lloró y gritó hasta el punto en que te duelen los oídos, pataleó, me mordió a mi y al asiento, me tiró del pelo y arañó y para cuando después de 20 angustiosos minutos pude levantarla y empezar a mecerla en mis brazos para tranquilizarla (que lo hizo) comenzaste a agredirme:

Me llamaste floja, me llamaste mala madre, me dijiste que todo el avión odiaba a mi hija por mi culpa, que me fijara en cómo la miraban, que mi hija era una consentida y que cómo tu opinaba todo el pasaje, sentí sus miradas detrás de ti, nadie te apoyó, pero nadie me defendió. Aquel silencio…

Me atacaste pensando que viajaba sola porque cuando mi marido saltó a defenderme le dijiste que se metiera en sus asuntos, que quién le había dado vela…

No viajaba sola, SOY MADRE GEMELAR, mi marido y mi otra hija volaban en los asientos delanteros, ambos tranquilos, mi otra hija criada bajo la misma educación e idénticas circunstancias, despegó, voló y aterrizó tranquila, pero eso tú lo desconocías, porque me juzgaste sin conocerme.

Me atacaste pensando que viajaba SOLA. Eso, es un acto despreciable, quiero que sepas que agredir verbalmente a una persona que está tranquilizando a su hijo que ha pasado quizá por uno de los peores momentos de su corta vida es un acto DELEZNABLE.

Me dejaste sola, me lo dejaste claro, cuando te pregunté qué habrías hecho tú que eras madre, me dijiste que ese era mi problema, con la mirada llena de odio y reprobación… ¿Que te ha ocurrido en la vida, para que el llanto desesperado de un niño te produzca odio hacia mi o hacia mi hija?.

Me hiciste sentir mal, muy mal, como ninguna persona o ser humano debería sentirse nunca. Tus palabras lejos de ayudar me hundieron más. Me hiciste sentir mala madre, me hiciste sentir mala persona, me hiciste sentir impotencia y muy desgraciada. Tuve que gestionar toda la frustración que me había acarreado aquel episodio con mi hija, sin perder la compostura porque mi hija me decía que tenía miedo de la gente, de cómo la mirabas, de cómo la miraba todo el avión…tenía que mantenerme firme por ella… Y sabes que lo hice… porque me di cuenta después, de que en ningún momento te pedí perdón a ti o a ninguno de los pasajeros por el comportamiento de mi hija o el mío, hice lo que tenía que hacer, estar junto a mi hija, intentar que se tranquilizara en la medida de lo posible (que no lo conseguí) y evitar que se pusiera en peligro o se hiciera daño. Eso es lo que hice, Y LO VOLVERÍA A HACER. Porque aunque me dijiste que no viajara más, lo voy a seguir haciendo, viajo con mis hijas desde que tienen 6 meses, hemos cruzado el Atlántico (10 horas) hace 5 meses, sin problemas, sin gritos, sin dramas ni berrinches, pero eso no lo sabes, porque no me conoces, pero me juzgaste y clavaste tus asquerosos ojos llenos de odio en mi hija… Me juzgaste como madre, como persona, como pasajera… sin conocerme…

Espero que la magia de internet haga que te llegue esta carta y la leas y sientas vergüenza, vergüenza de hacer y de decir, lo que hiciste y dijiste a una madre que creías que volaba sola (e indefensa), a una madre que se sentía atrapada con su hija en mitad del peor berrinche que ha tenido jamás.

Y te deseo dos cosas:

Te deseo muchos vuelos molestos, porque no sólo molestan los niños, yo viajo mucho, tomo muchos aviones a lo largo del año y me he sentido molesta por muchas causas y razones, porque molestan las personas que se exceden bebiendo alcohol, las personas que por descuido o despreocupación les abandona el desodorante, personas que por su peso o altura no caben en los asientos, personas con algún problema gástrico y tienen que estar todo el vuelo excusándose y haciéndome levantar para poder ir al baño, personas con cascos que no aíslan bien el sonido… la gente hacinada en espacios pequeños: molesta y está molesta. Pero la mayoría de esa gente, que no confunde la sinceridad con el autocontrol y la educación, se aguanta porque es lo que hay, es lo que pasa en los aviones… así que te deseo tantos vuelos molestos como necesites, hasta que te crezca esa solidaridad que tanto te falta. Tantos hasta que aprendas que hay situaciones en las que nada se puede hacer, solo pasarlo lo mejor que se puede. Tantos hasta de dejes de chorrear ese odio indebido por tu boca.

Y te deseo una situación en la que necesites ayuda y te la presten, en la que te sientas desbordada y te calmen, en la que no puedas valerte por ti misma y recibas todo el auxilio que tú NO prestaste, y que en ese momento tu cerebro te lleve a mí, y que veas mi imagen, mi cara desencajada al recibir tus hirientes críticas y tus pestilentes acusaciones, y sientas vergüenza. Y quieras llorar, de amargura.

 

Fdo. Pasajera y MADRE del vuelo IB3632 Niza Madrid asiento 22B

PD: Por último pedir a todos los pasajeros de todos los vuelos del mundo: si te ha pasado o ves una situación similar, presta tu ayuda. HABLA. Pide a esa persona que está hiriendo a otra que se calle. Pregunta cómo puedes ayudar. Somos tan culpable por acción que por inacción. A mi me dolieron casi de igual forma las afiladas palabras de aquella madre como las mudas miradas del resto del pasaje. 300 personas… y nadie dijo nada.

 

1 comentario en «Carta a la MADRE del asiento 23B del vuelo IB3632 de Niza a Madrid»

  1. Ains, yo también he sufrido esa situación en mis carnes, hace poco volviendo de París. Y se pasa fatal, no hay nada que puedas hacer para calmar a tú hijo y está sufriendo…. Y encima aguantar impertinencias. Solo paciencia y esperar que pase lo antes posible

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