Si has llegado hasta aquí es que eres mater familias, así que dependerá mucho básicamente de lo que te dejen hacer tus hijos, mientras que a lo mejor una madre de adolescente se puede concentrar 15 minutos en un libro mientras confía en el control parental que le ha puesto a internet, una madre de un threeanger sabe positivamente que ni de coña podrá abrir un libro (que no sea El pollo Pepe).
Llevo en casa… no sé… desde Noviembre? No estoy segura, mi banco dió la posibilidad de trabajar desde casa (Y el caso es quejarse, porque claro también oigo las voces de quien me dice: «Suerte que tienes tú bonita que puedes teletrabajar…») y dada la escalada de contagios en despendole absoluto desde finales de verano, acogerse a ello parecía la opción mas sensata y evitarme ataques de ansiedad mirando las agarraderas del metro como si fueran placas de Petri. Te curas en salud (física) pero no mides el coste psicológico de quedarte en casa.
Por fin llega Marzo, hacía mucho tiempo que tenía este mes en la cabeza, necesitaba que llegara, empujaba los días, las semanas. Vengo de un largo periodo en el que me daba igual que fuera lunes, que martes, que miércoles porque todos los días son iguales en confinamiento. No hay café con cotilleos de oficina, no hay cañas afterwork, no hay visitas a recibir en tu casa, no hay gintonics con las amigas, no hay planes, hace frio, solo esta el movil como ventana al exterior e instrumento de contacto social… Hay un vermú por skype si cuadra un sábado y date con un canto. La soledad (aunque nunca esté sola) es abrumadora… Y no sabes cómo combatir esa apatía que te aletarga, cómo evitar que el aburrimiento total se apodere de ti y te encuentres mirando al techo preguntándote donde cojones está tu vida porque tú así como que no la habías planeado.
Así que en ese periodo cada día me duermo un poco más, sigo contestando «sobreviviendo» a la gente que me pregunta que qué tal voy… En bucle automático, ya ni soy consciente, paso de mirar las estadísticas de muertos para ver si suben o bajan, no vaya a ser que en Marzo no estemos mejor como tengo pensado y se me joda el plan. Así que entre la falta de luz del invierno y la falta de expectativas de mejora hibernas mentalmente esperando a que te despierten tiempos mejores.
Pero entonces llegan dos días de buen tiempo, y luego una semana con temperaturas suaves y luego un finde de calor que dudas si estas en Febrero o en Mayo… vuelves a ver ese sol espectacular y unos atardeceres muy instagram y eres consciente del concepto: es sólo una fase, eres una mujer inconformista que te revuelve el no hacer nada para mejorar.
Vuelvo a picotear en el budismo y recordar esa Tercera Noble Verdad que dice que se puede superar el sufrimiento si sabemos qué lo produce. Es posible lograr la felicidad concentrándonos en conocer las causas de nuestro sufrimiento, y orientar nuestros actos a superarlo. Parece una frase de libro de autoayuda de nivel uno, pero ahí esta, toda obvia ella.
Que nos digan qué podemos y qué no podemos hacer nos perturba, los confinamientos, los turnos, las mascarillas, los toques de queda, en definitiva, el estar encorsetado, esa sensación de no poder moverte por donde quieres… Vivir una pandemia es surrealista, pero hay que moverse entre esos estrechos márgenes que tenemos, o lo pagaremos caro, con nosotros mismos o con quienes más nos quieren.
Así que dentro del clásico conócete a ti mismo, busca aquello que te evada y te llene temporalmente hasta que puedas recuperar tu normalidad, aquella que echas de menos.
Así que en resumen voy a compartir mi cura, mis planes, mis expectativas de mejora, igual que he visto ya están los cerezos y almendros a tope he decidido salir del letargo en seis gloriosos actos auto-impuestos de mejora personal.
Directo al grano
Vuelvo a la oficina
Poco a poco, toma de contacto, no ha sido fácil, ves y escuchas de primera mano la factura física que el otoño invierno ha dejado en tus compañeros, los (muchos) kilos de más, los kilos de menos, las contracturas, la dejadez… Te da de lleno, te sobrecoge, te afecta (a ti que pensabas que eras una piedra), es imposible no verlo.
Esa no es tu oficina, vacía, sin gente, compañeros que se ponen la mascarilla cuando se te acercan… Ese silencio sepulcral en el open space que se mastica, que hace que subas el volumen de los cascos hasta valorar si tendrás daño auditivo en el futuro…
Pero luego te encuentras a tu compi poniendo unos tutores a una de tus plantas que estaba espatarrándose y ves que todas tus plantitas oficiniles están vivas porque las han cuidado mientras tú no estabas… Más concretamente la gente que te quiere y te aprecia ha cuidado de tus plantitas porque sabe que para ti son importantes…
Y hay caras nuevas, nuevas historias, nuevos proyectos algunos te dan pereza, otros no, y te dices: o sea como siempre.
Y sales a comer, y pasas un frio de tres mil pares de pelotas finlandesas pero te ríes porque lo has echado de menos. Y vuelves a pensar que tienes SUERTE.
Planeo un viaje
De hecho dos, uno indoor y otro muy outdoor. No sé cuando haré ninguno de los dos, pero soy una mujer de expectativas, soy una tía que se metía doce horas de avión cada 3 meses sin despeinarse. Soy (y no era) una tía que aterrizaba y dos semanas después ya había sacado los billetes de avión para el siguiente. No tener nada en la pipeline me mata.
Un retiro de yoga
Solita con mi mejor amiga, sabiendo de antemano que durante esos días solo comería vegano para mi horror, pero lo soportaré, solo por hacer un detox familiar, oírme pensar y hablar con gente cósmica de esa que te habla bajito y despacio. Pero sobre todo fugarme en mitad de la noche a tomarme un copazo (y una ración de jamón) con mi amigui como cuando tenía 18. Sí, sobre todo lo segundo.
Un viaje a Filipinas
Es uno de los sitios a los que tengo más ganas de ir del mundo mundial (y a Palau). Me pierdo en el Instagram, que dentro de dos conexiones más me va a decir: «Mira ya no nos quedan más playas que enseñarte, vale? ya las has visto todas, por qué no miras gatitos o algo…» Mi marido me ve y me pregunta que porqué me martirizo… No me martirizo, estoy viendo localizaciones de futuras fotos pero conmigo dentro.
Tener un viaje en mente es para mi catártico, así que ir pensándolo todo: sitios, hoteles, desplazamientos intermedios… Solo deja pendiente sacar los vuelos en cuanto se pueda. Me motiva.
Ser creativa
Una amiga ha encontrado su hobbie amado en las acuarelas, todos sabemos que a mi no me sacas del 6+4, escribir también es ser creativo, así que voy a dar mas caña al blog, volver a escribir relatos, puede que los publique o puede que me los quede yo… Es difícil escribir con mis hijas tanto tiempo en casa, así que me estoy planteando seriamente quitarme horas de sueño o abandonar temporalmente Netflix.
Esto de quitarme horas de sueño JAMÁS HUBIERA SIDO PLANTEABLE en circunstancias normales y quien me conoce lo sabe bien… Pero no pain no gain.
Más actividad física y cuidado personal
Aunque comer mierdas de vez en cuando esta bien y es mentalmente gratificante, para mí abandonarse en tiempos de crisis es un error. Creo que si encima de lo que tienes tu culo se pone como una plaza de toros, el efecto es del todo menos positivo. Ponerse a dieta o hacer ejercicio de primeras cuesta un huevo, tu cuerpo te dice: «Venga sigue en el sofá…» Pero es verdad que una vez que te pones, pillas la rutina. Yo ahora me he pasado a un gimnasio on-line.
También os digo, el Lunes en la oficina ante aquella foto me apreté una caja entera de donetes, dí uno a un compañero como para sentirme mejor y NO ME ARREPIENTO DE NADA.
Limpieza profunda de mierdas y otras geodisposiciones nuevas del hogar
Esto ya se avanzó algo en el Gran Encierro Pandémico de Marzo de 2020, donde lo más lejos a lo que podías aspirar a ir era al trastero de tu casa.
Esa frase que a todo el mundo le gusta tanto decir: «El teletrabajo ha venido para quedarse» ha hecho que nos tengamos que buscar sitios para currar y hacer nuestras cositas. Bien, pues entre eso y que mis hijas han dejado ya de ser bebés y necesitan una habitación menos montessori, en breve intercambiaremos espacios: despacho-habitación infantil, dándoles a ellas más espacio y más armarios y a nosotros permitiéndonos re-organizar y diseñar un espacio mejor adaptado a las necesidades de cada uno, por ejemplo, el mío tiene que parecer un vergel y tener plantas verdes vivas que me hagan pensar que estoy en Bali.
De semejante proyecto de migración calculo que saldrán mierdas nivel los apuntes de mi carrera.
Abandonar la auto-compasión, ser agradecido y aceptar la realidad
¿No os pasa que a veces estas tú mismo cansado de ti mismo y de tus quejas? Creo que la auto-compasión es letal, el pobrecita de mi está bien un rato, es como la frase esa de: «Está bien no estar bien» a la larga cansa, te cansas tú y cansas a los demás, así que en un esfuerzo titánico por estar entera, hay que centrase en lo positivo y aceptar la realidad.
En resumen…
Toda la filosofía del mindfulness diciéndote que vivas el hoy, el presente, el ahora, y yo que vivas en el mañana que seguro que será maravilloso.
Me cuesta conformarme, siempre estoy persiguiendo algo, las expectativas son mi motor aún cuando tienden a cero, me cuesta darme por vencida. No dejes que esta situación sea mas grande que tú, prueba, sal, busca y si todo falla pide ayuda a veces se pierde el norte y no se sabe cómo salir, estamos tan centrados en salvar nuestra salud física que nos olvidamos de la mental. Cuídate en el más amplio espectro de la palabra.
¡Feliz Gin & Tonic!
¡Mucho más en mi Instagram!
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